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Mientras El Salvador, Costa Rica y Panamá modernizan con infraestructura de vanguardia y tecnología de clase mundial sus aeropuertos, Guatemala, camina, consistentemente, para atrás. En cada nueva salida o entrada a través del aeropuerto La Aurora los retrocesos, las carencias y la degradación son más profundas, palpables, evidentes, frustrantes y llenan de vergüenza. Este sábado, luego de chequear en cuestión de minutos en la línea aérea, tomaba una hora y media pasar desde migración hasta donde los pasajeros reciben de vuelta su equipaje de mano, después de ser examinado en una precaria y arcaica estación de rayos X. Las razones: no obstante la eficacia, voluntad y dedicación del personal de migración, su capacidad se veía desbordada y superada con creces, debido a que la multitud de pasajeros eran atendidos sin razón y sin sentido por la mitad de la dotación de agentes que suelen asignar, quienes tenían que
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