Lo evidente
Dejemos a un lado aquello que no se demuestra por sí mismo.
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Dejemos a un lado aquello que no se demuestra por sí mismo.
Lo evidente no necesita demostración porque es comprobable a la vista. Podemos entonces considerar evidente: 1. Que los destapes de la CICIG desnudaron al sistema político local como corrompido de arriba abajo, y que no hay ninguna dependencia estatal que escape a esta realidad. Ello incluye a los tres poderes del Estado, a todos los partidos políticos y al proceso eleccionario. En otras palabras, la institucionalidad republicana local y sus mecanismos fueron evidenciados como vacíos de contenido democrático y están en consecuencia deslegitimados. Por ello, también lo están las elecciones (uno de esos mecanismos), las cuales, en estas circunstancias, carecen de sentido. 2. Que la defensa legalista de las elecciones, fingiendo que el sistema funciona por sí mismo y que la acción de la CICIG no ha ocurrido, se aferra a la letra de la ley e ignora la realidad social que le da significado. Empero, también mediante
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