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“Los grandes líderes sindicales son lo que parecen y lo que aparentan: viejos dictadores, caciques depredadores, cínicos derrochadores. Una relación perversa con el poder les ha permitido forjar una gerontocracia tan profundamente antidemocrática que no admite crítica, y se adapta a cualquier escenario, situación o ideología. Su política laboral: la del cinismo, abundancia para unos cuantos privilegiados; pobreza, carestía e inflación para los más. Los amos de la mafia sindical (ejemplifican) las perversiones y deformaciones de una burocracia sindical… sobre la cual no hay transparencia ni control”. Por si esto fuera poco, “en general, los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado y de las empresas públicas siguen un modelo de privilegio, exclusión, antidemocracia y corrupción sistémica, y su poder no ha sido atacado en lo más mínimo por los gobiernos”. No se preocupe querido lector. Este no es un adelanto de un próximo informe de la CICIG. Las
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