El voto indígena
Que sigan los mismos hasta que se destruyan.
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Que sigan los mismos hasta que se destruyan.
Entre los disparates suscitados por las declaraciones del candidato presidencial Manuel Baldizón desde Washington, que se siente acorralado debido al rechazo urbano, está quienes afirman que el éxito de los favoritos en las encuestas se debe a la compra del voto rural con “espejitos”. Tal mención polariza lo ladino e indígena, comparado con la llegada de los conquistadores blancos al supuesto Nuevo Mundo, según fue bautizado por los conquistadores. Pero este no es el caso. La compra de voluntades, regalo de chunches, gorras, láminas de la pobreza y rifa de motos y carros para que los ciudadanos acudan a los mítines para la fotografía, aplica por igual a ladinos e indígenas en las regiones donde la necesidad campea. Y la pobreza germina porque los candidatos llegan como narcos, protegidos por pistoleros, en helicópteros millonarios, regalando efectivo y almuerzos, y una vez en el poder hacen lo de los patriotas defenestrados,
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