Publicidad
En una declaración pública impensable, sospechosamente a la defensiva, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia advirtieron “que no tolerarán presiones de nadie, ni injerencias directas o indirectas de ningún otro organismo del Estado o autoridad nacional o internacional sobre su obligación de administrar la justicia”. Si hubieran sido claros estos (me refiero a ocho de ellos que se verán reflejados si les nombro como) repugnantes monigotes de la cleptocracia, serviles del sindicato criminal que gobierna Guatemala, alianza y aglomeración de intereses entre negociantes de la política, narcotraficantes, bandas de delincuentes, proveedores y contratistas del Estado y otros financistas de campañas electorales, diciéndonos que les importa un bledo, que les viene sobrando la CICIG, el Ministerio Público y sobre todo el clamor de la gente que exige que se erradique la corrupción y la impunidad, al menos diría que son una bola de corruptos transparentes que no quieren
Publicidad
Publicidad