¡Hurra!
EL BOBO DE LA CAJA
Publicidad
EL BOBO DE LA CAJA
De V for Vendetta aprende uno que no es el pueblo quien debería temerle a los gobernantes, sino al contrario. Me alegra que un segmento importante de la ciudadanía guatemalteca esté –por fin– asumiendo como propia la consigna, pasando de la rabia en sordina al clamor beligerante, a la denuncia colectiva, al activismo más elemental. Si algún aviso podemos extraer de los recientes destapes de corrupción es que las transas ilícitas se dan en la esfera pública tanto como en la privada. Obvio: por cada corrupto debe haber un corruptor. No habría quien acepte una mordida si no hubiera alguien que se la ofrezca. Sin topos de vista gorda, ¿cómo pueden haber zorros evasores? Partiendo de esa premisa llevo más de tres años empecinado en delatar, uno por uno, los casos de mercados locales donde unos pocos operan controlando precios o echando mano de privilegios para sofocar cualquier
Publicidad
Publicidad