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Ningún interés debería prevalecer sobre el de los atletas federados y olímpicos, salvo el interés general. En el embrollo en que hoy se encuentra el deporte olímpico nacional, lamentablemente, están presentes todo tipo de intereses menos el interés público. Ninguna de las opciones que hoy disputan el control del deporte olímpico, y el multimillonario presupuesto público que maneja, centra su propuesta en la búsqueda del bien común. En el mejor de los casos, si el mundo funcionara de manera ideal, a lo sumo, lo que estos grupos podrían lograr es favorecer los intereses de los atletas olímpicos. Cuestión que, tal…
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