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“No hay nada más asustadizo que el capital extranjero”, decía el conocido eslogan ochentero, acuñado a raíz de las masivas fugas de capitales que sufrió Latinoamérica en ese entonces. La Ley de Fomento de Inversión de Capital Extranjero, decreto 46-2022, que el Congreso aprobó hace unas semanas, responde a esta necesidad sentida. La idea es reducir la ansiedad de los inversionistas extranjeros, que no solo deben lidiar con trámites complicados, sino también viven con la preocupación de que de la noche a la mañana el negocio ya no sea rentable por cambios súbitos en las leyes tributarias o en cómo…
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