¿Paradigma educativo?
La educación y cultura son el arpón revolucionario para reducir la desigualdad y exclusión.
Publicidad
La educación y cultura son el arpón revolucionario para reducir la desigualdad y exclusión.
Si partimos de que la educación es un derecho humano, un servicio público estratégico para forjar una nación inclusiva, una democracia participativa y un modelo económico para la vida, debemos revisar con tiento su naturaleza político-ideológica y su diseño institucional. En la coyuntura nacional, el Pacto de Corruptos sigue negociando el recorte presupuestario a la Usac, PDH, OJ y MP, están aceitando la maquinaria clientelar de 2019 donde reinará la corrupción e impunidad. Por lo tanto, no es prioridad democrática reorientar la inversión pública para la enseñanza agropecuaria y promoción de la ciencia y la tecnología, tal y como rezan los Artículos 79 y 80 de la CPRG, y los Acuerdos de Paz, específicamente el ASESA y AIDPI. El paradigma actual de la educación pública en Guatemala lleva en su ADN el anticomunismo, el oleaje privatizador del Consenso de Washington, el modelo de gestión neoliberal donde el pensamiento crítico
Publicidad
Publicidad