En medio del descrédito de buena parte de los gobiernos y gobernantes de los países que conforman la comunidad iberoamericana, se desarrolla una nueva cumbre en nuestro país, a pesar del cansancio, pues nunca ha llegado a resultados concretos. No obstante, se reconoce el esfuerzo de España de sacudir el sopor de nuestra región envuelta de manera negativa en la caída de los precios de las materias primas, de las que sigue dependiendo. De la crisis de los partidos políticos, caudillistas por lo general; del sistema alimentario y del errático gasto del presupuesto anual, de la expulsión por miles de migrantes de distintos países que refleja el colapso de los Estados en responder a sus sociedades, con altas tasas de crecimiento demográfico en el Istmo. O por el caos de los gobiernos ineptos y despóticos de Venezuela y Nicaragua. La región observa la incertidumbre mundial con visos de conflictos