¿Lo harías tú?
Cuando tus abusadores son poderosos.
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Cuando tus abusadores son poderosos.
Como era habitual en las mañanas, Nora* encendió la computadora de su escritorio y fue a servirse un café en el pasillo. Regresó presurosa cuando escuchó el timbre del teléfono. “Tienes que ir a las diez a Casa Presidencial, te están citando a una reunión de trabajo”. No era la primera vez que, en efecto, asistía a un encuentro de técnicos de distintas oficinas del gobierno. Pero esta vez, al entrar por la Sexta Avenida, fue conducida a la zona privada, donde reside el presidente. La sentaron unos minutos en la sala de recibimiento y después le indicaron que pasara al área donde está la piscina. “Ingrese directamente a la puerta del fondo” –la instruyeron. Parecía extraño, aunque nada fuera de lugar. Hasta que abrió la puerta. Un olor tóxico, como de bar recién abierto tras una noche de absoluta juerga la repelió. Pero nada tan repugnante como el
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