Un Estado fracasado y criminal
El poder que llegaron a tener fue de tal magnitud que algunos continuaron trabajando para el Estado.
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El poder que llegaron a tener fue de tal magnitud que algunos continuaron trabajando para el Estado.
Si parte de la naturaleza del Estado se revela en la forma en que está estructurado su aparato de seguridad, entonces, al examinar los actos ilegales de miembros de esa burocracia, el Estado quedaría expuesto como criminal, asesino y putrefacto. Precisamente, los arrestos de la semana pasada, ejecutados por el MP y la CICIG revelan que, a pesar de concluir legalmente el conflicto armado, los asesinatos extrajudiciales y la tortura continuaron siendo una constante en las órdenes de los altos mandos del Ejecutivo, de la misma manera que lo fueron durante los años más sangrientos de la guerra. Es aterrador leer los detalles de las ejecuciones y torturas del Plan Gavilán. Hechos ocurridos entre 2004 y 2007, que detallan la manera en que Carlos Vielmann, Ministro de Gobernación, ordenó y coordinó la creación de una estructura paralela encargada de realizar ejecuciones extrajudiciales para acabar con reos que se escaparon
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