Las murallas
Hay que castigar pensando en el porvenir, dando una lección a las nuevas generaciones.
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Hay que castigar pensando en el porvenir, dando una lección a las nuevas generaciones.
El guatemalteco es por lo general callado, reflexivo, conservador, y en momentos de crisis se manifiesta solidario con el caído, a quien perdona hasta el daño recibido; o bien, estalla momentáneamente, como volcán en erupción, despidiendo rabia, ensañado con el agresor debilitado hasta astillarlo. Somos las dos cosas simultáneamente, agua y fuego. Unos se compadecen de quien les hizo daño mientras otros ultrajan vengativos, y en medio se levanta una muralla inmensa que es espejo de nuestra identidad. Nótese las reacciones sociales extremas derivadas ante el caso de la dupla presidencial encarcelada. Por un lado está la voz de quienes a pesar de haber sido víctimas del robo, descaro e inmoralidad ahora compadecen al ex presidente Pérez Molina aislado en Matamoros, así como a Roxana Baldetti, en su camilla de hospital, conectada a la tripa de suero y vigilada por las enfermeras que temen se quiera hacer daño. Al respecto
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