La inmensa importancia de nuestras instituciones (parte I)
Nuestro pacto de paz social, se infiere –incluso– de cuanto dice la CICIG, debe preservarse.
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Nuestro pacto de paz social, se infiere –incluso– de cuanto dice la CICIG, debe preservarse.
Todo es posible dentro del orden constitucional establecido, incluso su cambio total, siempre y cuando sigamos –paso a paso– las normas que pactamos para hacerlo: En otras palabras, el cambio mismo del propio pacto de paz social que rige entre nosotros –la Constitución Política de la República– y el establecimiento de uno nuevo –no siendo necesaria otra cosa que seguir los pasos por esta establecidos. No está por demás recordar –es importante hacerlo en todo momento pero, sobre todo, en estos de confusión– que el proceso de paz fue posible a partir del momento en que la insurgencia armada hizo reconocimiento expreso de la legitimidad del orden constitucional establecido –la Constitución de 1985– imperfecta, sí, pero perfectible. Cabe también la posibilidad ¿Qué duda cabe? de un rompimiento total del orden que nos rige, promoviendo, incluso su colapso y que ya –“sin ataduras”– se logre la formulación de un
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