El túnel, el león y “el Chapo”
La debacle de esta magnitud, un mínimo de decencia y dignidad te obliga a presentar la renuncia.
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La debacle de esta magnitud, un mínimo de decencia y dignidad te obliga a presentar la renuncia.
La semana ha sido extraordinaria. Grecia no salió del euro, ni obtuvo un alivio sensacional; solo resolvió su asunto por ahora. Irán y el P-5+1 lograron un acuerdo, ese sí histórico, para clausurar el programa atómico-militar de Teherán, y levantar las sanciones contra el régimen iraní. Pero todo esto no le preocupa a la sociedad mexicana, como tampoco se emociona con la visita de Enrique Peña Nieto a Francia. Solo importa el Chapo. Mientras no sepamos más, o especulamos (mi actividad preferida), o sermoneamos (tampoco me disgusta). Van entonces una especulación, y un sermón. Obviamente el túnel de el Chapo no se construyó en un día, y es posible que haya huido en cuanto pudo, es decir, cuando estaba todo listo, siguiendo, como lo recordaba Régis Debray, a los cavadores de túneles de Hamás en Gaza, que introdujeron hasta un león a la franja cuando murió el del
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