El gran devastador
Sufre en su vasta y profunda soledad.
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Sufre en su vasta y profunda soledad.
Solo y desconcertado busca viejas amistades, pero no logra encontrarlas. Algunas de esas relaciones, muchas en realidad, no eran tal cosa es decir, fueron personas cercanas, pero no amigos devotos. Eran individuos con los que habían intereses alineados y esos ya todos se fueron. Buscan salvarse y lo hacen ofreciendo información a quien esté dispuesto a escuchar y proveer en pago una puerta de salida: las ratas siempre saltan primero cuando el agua penetra el casco. Las otras relaciones fueron en su época –una que ha quedado muy atrás– amistades con vinculaciones honestas: camaradas, condiscípulos y compañeros de jornadas importantes. De este tipo de relaciones –como suele suceder– él tenía pocas. Estas también se han ido. Se han ido porque él no fue fiel, porque él traicionó las ilusiones que los unían. Él traicionó a quienes le apreciaban con pureza. Se sabe abandonado, se reconoce acorralado y sin muchas
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