Una justicia decepcionante
Después de tantos años de lucha por el desarrollo de mi país, me vengo a encontrar con una sentencia con orden de arresto sin haber sido citado a juicio.
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Después de tantos años de lucha por el desarrollo de mi país, me vengo a encontrar con una sentencia con orden de arresto sin haber sido citado a juicio.
A lo largo de los años me ha tocado vivir las diferentes experiencias que hemos tenido los guatemaltecos, entre ellas: tendría unos tres años cuando vivía a media cuadra de la Iglesia Santo Domingo, a pesar de mi corta edad, gozaba del paso de alegres desfiles militares adornados con la banda militar que recorría la 12 avenida. En 1944 subí a la terraza de la casa y me impresionó ver un desfile de personas con sacos negros, hoy sé que eran revolucionarios. En 1952, los capitalinos sufrimos el temor de la invasión de personas del interior apoyando al gobierno del Coronel Árbenz, ante la entrada del Ejército de Liberación. En mi juventud fui el primer nadador guatemalteco en ganar a mexicanos y cubanos poniendo un récord nacional absoluto de México para 15 años o menos en 50 metros libres. En 1956, fundé el Club Barracuda que fue campeón nacional. Tuve
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