Diálogo de saberes, sentimientos y aspiraciones
Construyendo una nueva narrativa.
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Construyendo una nueva narrativa.
Recientemente, conocí una iniciativa que me hizo recordar lo que se denomina el diálogo de saberes; es decir, un método cualitativo que busca comprender, sintetizar, teorizar y contextualizar el conocimiento, permitiendo entender a la población, mediante la reflexión, intercambio, discusión y comprensión mutua de actores diferentes, basándose en las palabras de los pobladores. También se conoce como un proceso comunicativo entre la lógica del conocimiento científico y la del saber cotidiano, con la intención de comprenderse mutuamente, lo que implica el reconocimiento del otro como sujeto diferente, con conocimientos, experiencias y posiciones diversas.
En medio de la creciente polarización, de imaginarios catastróficos, enfrentamientos ideológicos (a veces trasnochados), teorías conspirativas o descalificaciones mutuas al margen de la razón y la objetividad de los hechos, en que los intereses creados nacionales y transfronterizos de poderosos grupúsculos han sido capaces de crear una narrativa sesgada de la realidad, surge una iniciativa que apela a los más jóvenes para construir un mejor destino para Guatemala, quizás porque están menos contaminados por las traumáticas experiencias de la Guerra Fría, el enfrentamiento armado interno, el repetido engaño de los politiqueros sin importar su color partidario, o la corrupción galopante y el crimen organizado que procura la cooptación del Estado.
Experiencias exitosas de los migrantes guatemaltecos o de miles de emprendedores que salen adelante en medio de la adversidad, reflejan un pensamiento joven más abierto, que rompe con viejos paradigmas, o jóvenes creyentes en un capitalismo consciente, justo, inclusivo, social y ambientalmente responsable, capaz de llevarnos a un estadio superior de pensamientos, actitudes y relacionamiento social, más constructivos.
Escuchemos Guatemala, porque todos tienen algo que decir, reconociendo la inmensa riqueza de la diversidad, de divergencias y coincidencias, porque las palabras, actitudes, gestos y aspiraciones compartidas, tienen significados en un lenguaje que, o nos divide o puede conectarnos para trabajar unidos en una misma dirección.
De cara al bicentenario, revaloricemos nuestro país, creando una nueva narrativa, positiva, actuando simultáneamente en la formación de una nueva ciudadanía, entre jóvenes entre 15 y 21 años, liberando el potencial atrapado en ellos, esperando rescatar el sistema político del país; enfatizar el valor de la vida y la familia, empezando por la ventana de los mil días para erradicar la desnutrición crónica, fortaleciendo la educación de niños y niñas en valores y principios; modernizando y revitalizando la visión estratégica nacional, construyendo un futuro holístico, multidimensional, colaborativo, interconectado y con sentido de Nación. Esto fue lo que me comentó Emilio Méndez y francamente me entusiasmó escucharlo.
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Donald Trump quería pasar a la historia como el mejor presidente de EEUU, aquel que devolvió la gloria a su país con una nueva forma de hacer política, más directa, más masiva, y limpió “el pantano” de Washington, DC. Sin embargo, sus últimos días en la Casa Blanca terminan envueltos en una polémica y el mandatario desterrado de las redes sociales.
Se estima que al menos unas seis mil personas han ingresado a territorio nacional.
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