#NiUnaMenos
Priorizar a las mujeres y a las niñas para no lamentar más femicidios.
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Priorizar a las mujeres y a las niñas para no lamentar más femicidios.
En Guatemala es recurrente discutir los efectos y no las causas que producen la terrible situación de los femicidios, asesinatos contra mujeres y niñas, solo por el hecho de ser mujeres. Las cifras son escalofriantes, y la lista de acciones y esfuerzos realizados hasta ahora son diversos, pero insuficientes. No es posible que una niña deba pagar con su vida, el precio de esa estructura de violencia y discriminación hacia las mujeres que tanto daño ocasiona a nuestra sociedad.
En el contexto de la pandemia COVID-19, la violencia contra las mujeres y las niñas, en particular la violencia intrafamiliar, ha escalado dramáticamente. El confinamiento refuerza el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros violentos, separándolas de las personas y los recursos que mejor pueden ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador y violento en el hogar. Las mujeres se vieron de un momento a otro, sin ninguna protección y sin los recursos para pedir ayuda o abandonar una situación que pone en riesgo sus vidas.
El impacto es devastador. En lo que va del presente año, el Ministerio Público registra 23 víctimas de femicidio y 2,648 denuncias, y, en el 2020 registró un promedio de 202 denuncias diarias por los delitos de violencia contra las mujeres. Esta es una situación insostenible que nos concierne a todas y todos, nos afecta a todas y todos, y requiere un esfuerzo concertado y urgente. Ya no podemos permitirnos que una Isabel, una Claudina, una Alba, una Sharon, una Hillary, una niña, una adolescente, una mujer siga siendo privada del derecho fundamental a la vida y de su bienestar.
El COVID-19 amenaza con hacer retroceder los avances logrados en cumplimiento de la Agenda 2030. El ODS 5 sobre igualdad de género, entre otras, plantea la meta de “Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado” pero está en riesgo de no ser alcanzado. Si bien, esta crisis reveló las debilidades estructurales de nuestros sistemas y respuestas para abordar estas formas de violencia, presenta oportunidades para reconstruir, colocando al centro de todas las acciones a las mujeres, las jóvenes y a las niñas.
Para lograr erradicar este flagelo no es suficiente castigar a los agresores, la prevención y la atención son fundamentales. Se ha hecho evidente que la igualdad de género es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible.
De esta manera se hace urgente un compromiso de Estado para implementar políticas públicas que atiendan las causas estructurales de la violencia y la discriminación contra las mujeres. Solo si transformamos la situación de desigualdad de las mujeres en la sociedad, podremos garantizar su derecho a vivir una vida libre de violencia.
*Representante de País ONU Mujeres
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