El 31 de octubre de 2000, el arcoíris de oportunidades para el desarrollo humano en Guatemala principiaba a alumbrar el crecimiento de la educación. No era para menos, el Consejo de la Enseñanza Privada Superior autorizó la creación y funcionamiento de Universidad Galileo, bajo la sabia directriz académica de su fundador, el doctor Eduardo Suger Cofiño, y quien al mirar al reciente pasado y viviendo con intensa plenitud, inicia una nueva etapa al abarcar en su totalidad la educación superior de nuestro país. 

Veinte años han pasado y hoy Universidad Galileo representa tanto el paladín de la enseñanza tecnológica en la región centroamericana, como la institución académica de mayor crecimiento educativo en la mayoría de áreas científicas que universidad alguna haya alcanzado en la historia de la educación en Guatemala. Hoy, desde sus aulas y con total prolijidad, la voz del maestro es testigo del tesón y esfuerzo con que su fundador ha dejado la huella para que sus discípulos continúen sus pasos, porque el camino para el crecimiento de la tecnología en Guatemala ya es una realidad. 

La historia y la ciencia nos han dado grandes verdades. Galileo venció el escepticismo de aquellos jerarcas, y después de las grandes crisis humanas, heredadas por la epidemia de la Peste Negra del último siglo medieval, llegó la luz de la verdad científica. ¡Qué mejor analogía la que experimentamos este año, en que se vive el final de la segunda década del siglo XXI! La historia y la ciencia comulgan nuevamente. No es la Italia de finales de la Edad Media, pero sí la pandemia que azota a Guatemala. 

El desarrollo cognoscitivo de quien en la actualidad dirige la Universidad Galileo, aunado a su intuición y visión mundial de una crisis humana, y previendo que la rueda de la historia genere choques de voluntad, desde inicios del actual siglo se adelantó a crear un sistema de enseñanza basado en tecnologías de la educación a distancia y otros sistemas electrónicos virtuales. 

Hoy reconocemos que no es azar de la historia, la más certera jueza de la voluntad del ser humano, que tanto Galileo como el doctor Eduardo Suger Cofiño converjan, a través de un prisma fenomenológico las vicisitudes de una edad que, en Guatemala, se enfrenta al más grande reto que el destino social le depara. Estas circunstancias epistemológicas hicieron suyo el destino y la verdad galileana, pero en la educación superior de nuestro entorno son los líderes culturales y educativos, como el doctor Eduardo Suger, quienes harán lo propio con el calendario sublime de los hombres grandes que regaron surcos de fortaleza espiritual y crecimiento humano. 

Y si los anales de la educación reconocen que a mediados del siglo pasado el presidente Arévalo Bermejo llevó la Escuela al área rural del país, en la infancia cronológica de la presente centuria no hay quien demerite la labor fecunda y generosa del Educador Eduardo Suger, quien ha llevado la educación superior a todos los rincones patrios y, con ella, la prosperidad tecnológica a la provincia y el desarrollo socioeconómico y cultural que ella implica. Esta cruzada benemérita y humana representa el ideal anhelado de la población que siempre ha vivido aislada de las oportunidades para alcanzar mejor calidad de vida, pero hoy Universidad Galileo demuestra que está y estará preparada para enfrentar lo que el destino le depare a la comunidad educativa de Guatemala. 

Veinte años han pasado, atrás ha quedado la historia y también ha llegado el Renacimiento a las aulas de la Universidad Galileo. Loor a su fundador y actual rector, el doctor Eduardo Suger Cofiño. Pensar y trabajar representan la heráldica de la excelencia académica a partir del siglo XXI.