Zopilotes verdes
sobremesa
Publicidad
sobremesa
La casa todavía olía a tufo de perro cuando los sobrinos de Marta entraron a la casa a llevárselo todo. El vaso con agua y la veladora encendida estaban en la mesita de noche de la habitación, en donde hacía menos de una semana había fallecido la tía, y pocos días después, su perro, un animal greñudo y sucio con dientecitos de lagarto que había muerto de hambre y de tristeza debajo de la cama de su dueña. Lo del perro vino tres días después de la muerte de Marta. Nadie pudo contener sus lamentos ni su total inapetencia, a…
Publicidad
Publicidad