Lo peligroso de hacer “algo”
Se altera el ánimo de la gente.
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Se altera el ánimo de la gente.
“Mi mamá ya fue a comprar fideos, arroz y frijoles por si nos vuelven a encerrar”, le dijo una chica a otra mientras yo escuchaba al pasar. Cuando la Administración genera incertidumbre alrededor de las medidas que tomará arbitrariamente en el contexto del COVID-19, se dispara una ola de ansiedad anticipatoria entre la población y la asignación de recursos (muchas veces escasos), de las familias, se altera sustancialmente. Como se altera el ánimo de la gente.
¡Que si van a restringir la circulación de vehículos! ¡Que si van a cerrar mercados, centros comerciales y otros negocios! ¡Que si van a poner Toque de Queda! Durante toda esta semana, hasta la conferencia de prensa del miércoles, hubo toda clase de especulaciones y rumores, disparados porque da la impresión de que la Administración quiere mantener en vilo y asustadas a las personas.
Un amigo es de la opinión de que la situación es difícil para el Presidente, porque hay presión de grupos de interés para que cierre el país y porque hay gente que demanda que “haga algo”. Aunque ese algo sea dañino, la cosa es “que haga algo”. Si se va a concentrar más gente en mercados, no importa, la cosa es que la Administración haga “algo”; si se van a hacinar más personas en vehículos, no importa, la cosa es que se hizo “algo”; si van a quebrar más negocios, no importa, lo importante es que se vea que se hizo “algo”.
Lo peor es cuando el “algo” que se pretende es ilegal como cerrar negocios, o prohibir la circulación de vehículos sin acudir a la Ley de Orden Público; pero, encima, los estados de excepción no solo son anticonstitucionales, sino que son inmorales. Aparte de que imponerlos tiene costos políticos elevados para el Ejecutivo.
¡Que no se les olvide a los promotores de los encierros y a los políticos y burócratas que los apoyan, que todos los trabajos son esenciales para quienes dependen de ellos! Y que, a diferencia de lo que ocurría en marzo pasado, la gente ya sabe –en carne propia– qué es lo que pasa si por razones políticas se condena a la gente a no poder ganarse la vida.
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