A la cara le cae
“Una roncha nació para ser rascada y una boca para ser besada”.
Publicidad
“Una roncha nació para ser rascada y una boca para ser besada”.
La cultura popular aporta enseñanzas, historias y prácticas cuyo atractivo se encuentra en esa herencia invisible que hemos recibido. Escuchar decir “como decía mi abuelita”, es muy común, evoca raíces. Los refranes, proverbios y frases de pensadores célebres que están a flor de boca en nuestras conversaciones, son una legítima alegoría a esta cultura popular que nos marca la mente y el corazón. Pequeñas joyas de sabiduría; siglos de experiencia cultural. Mentalidad de un pueblo y su visión resumida del mundo, que van rodando de generación en generación. La verdad es que los refranes están hechos para sopesar actos y limitar riesgos. Quizá unos de esos como anillo al dedo para calificar un 2020 repleto de retrocesos brutales, nada menos que con una pandemia, devastadoras tormentas, más hambre: “No hay países subdesarrollados sino mal gestionados”. “Buenas palabras no hacen buen caldo”. Un año con grandes pompas, disfraces y discursos, pero vacío. Y el vacío produce dolor. Ni tan siquiera un proyecto de presupuesto franco, responsable y consciente 2020 se logró. Es más, en el presupuesto está la verdadera intención de un gobierno y este es tan perverso que en su propuesta obvia las necesidades del Pueblo. Con solo rocíos, no crecen los ríos.
Primero, con especial dedicatoria a quienes manejan la infeliz política de la regresión, de la burla y del cinismo, acá algunas reflexiones populares: Decisiones de segundos consecuencias para el resto de la vida; ofrecer y no dar es lo mismo que robar; dime de qué presumes y te diré de qué careces; de la ocasión nace la tentación; ante la duda, la lengua muda; a cada coche le llega su sábado; el que al cielo escupe, a la cara le cae; el pez por su boca muere; a palabras necias, oídos sordos; del árbol caído todos quieren hacer leña; quien siembra vientos, cosecha tempestades; échate el trompo a la uña a ver si tataratea. Y uno muy acorde en estas tormentas coyunturales: caridad y amor sin tambor. En río revuelto, ganancia de pecadores. Ah, y el que nació para maceta no pasa del corredor.
Echa pan para tu matate.
Y lo segundo es para regocijarnos, acá algún eco de abuelita que nos acompañe seguido: no aclares que oscureces; machete estate en tu vaina; calla y escucharás, escucha y hablarás; siéntate en tu lugar y no te harán levantar; agua que no has de beber, déjala correr; cada cosa que ves tiene su derecho y su revés; bien ama quien nunca olvida; amor y dolor son del mismo color. Y nunca olvide hacer el bien sin mirar a quién. “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido” (García Márquez). Poco el amor y se nos fue en celos. “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió” (Sabina).
Pan para tu matate.
PD: “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” (Galeano).
Publicidad
El economista de profesión fue parte de la Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN), una de las organizaciones que componían la entonces guerrilla.
Publicidad