Ejecutorias de las democracias y autocracias en la pandemia
Las democracias apelan a la responsabilidad individual.
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Las democracias apelan a la responsabilidad individual.
Si bien todos los pueblos del mundo están siendo golpeados por la pandemia del coronavirus (COVID-19), en espera de una vacuna novedosa, las democracias liberales han garantizado la transparencia y la difusión de información fidedigna sobre los contagios y decesos, así como de sus programas de contención y cura, incluso han permitido que se sepa sobre los errores, imprevisiones y enmiendas en la formulación y ejecutoria de estrategias y planes de trabajo, dándole pábulo con ello a la autocrítica; en tanto que las autocracias transpersonalistas, o sea los regímenes autoritarios y totalitarios, bajo una férula dictatorial, han restringido el conocimiento de la realidad, a través de falsear y ocultar los datos, así como de impedir el acceso a la fuentes de información, con el fin de preservar el “prestigio” del Estado y no perjudicar sus estrategias y planes económicos, así como la reingeniería social, en su caso.
De suerte que las democracias demuestran, una vez más, su vocación humanista, que se traduce en el respeto a los derechos humanos (la vida y la salud de las personas) y la prevalencia del ser humano sobre el interés del Estado. Por el contrario, las autocracias vuelven a evidenciar que la deshumanización del Estado es una constante, en un contexto de subordinación del ser humano al interés de las camarillas gobernantes, más interesadas en usufructuar el poder político que en proteger los derechos humanos de la población.
A pesar de que en algunas de las democracias los efectos de la pandemia están provocando muchas pérdidas de vidas humanas y el número de contagiados ha desbordado sus sistemas sanitarios, así como los planes de contención todavía no han sido lo suficientemente eficaces, debido en gran medida a la insuficiencia de pruebas, están teniendo mejores desempeños en la contención de la pandemia que las autocracias. Las democracias han basado su estrategia en apelar a la conciencia y responsabilidad individual, en tanto que las autocracias se valen de la represión y la opresión.
Son ejemplos notables de acción de las democracias los casos de Corea del Sur, Taiwán, Alemania, Japón, Guatemala, El Salvador y Costa Rica. En contraste, no gozan de credibilidad las informaciones que publican las autocracias de Corea del Norte, China, Rusia, Irán, Hungría, Polonia, Cuba, Venezuela y Nicaragua, que seguro sus verdaderas estadísticas se alejan mucho de los respectivos informes oficiales.
Las democracias de EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Italia, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Panamá y Canadá, entre otras, luchan denodadamente contra la pandemia bajo la lupa de la prensa nacional e internacional, que publica todo, incluso cualquier negligencia, imprudencia, impericia, desatino o desinformación de parte de las autoridades gubernamentales y sanitarias, mientras que solo la voz oficial se difunde en el seno de las autocracias.
En marzo pasado, el gobierno de China expulsó a 13 corresponsales de The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, bajo la acusación de espionaje, lo que puso de manifiesto su resistencia a la fiscalización de la prensa internacional, extremo que no sucede en ninguna democracia.
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“Tengo una hernia y no tengo dinero para operarme. Vamos a ver si hacemos la casita y un dinerito para poner un negocio”, explicó Iván.
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