El diario de la pandemia en Guatemala
La oposición política ya la escribe.
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La oposición política ya la escribe.
El mes pasado hice mención del libro ‘VIGILAR Y CASTIGAR’ (Foucault, M. 1976), como referencia al salario de los reos. En esta oportunidad, es para recrear las medidas tomadas a finales del siglo XVIII, ante la eventualidad de una peste: ‘“A la peste responde el orden; que tiene por función desenredar todas las confusiones: la de la enfermedad que se transmite cuando los cuerpos se mezclan; la del mal que se multiplica cuando el miedo y la muerte borran los interdictos”’. El reglamento, citado por Foucault: ‘“Prescribe a cada cual su lugar, a cada cual su cuerpo, a cada cual su enfermedad y su muerte, a cada cual su bien, por el efecto de un poder”’ (119). Por eso, es válido el Estado de Calamidad
El libro cuenta que los ‘“esquemas disciplinarios. Más que la división masiva y binaria entre los unos y los otros, apela a separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de los controles, a una intensificación y a una ramificación del poder”’ (120). Cómo actúan anárquicamente los Cocode en algunas comunidades, al estilo de los caciques de antaño.
Lo descrito hace sentido con lo observado en el presente, con la diferencia abismal, que aparentemente miles de guatemaltecos no temen al coronavirus o no comprenden, que esa presuntuosa valentía los convierte en posibles transmisores del virus. Pareciera que no están aprendiendo de lo que se visualiza a nivel global o lo que ha sucedido en Ecuador.
Ningún guatemalteco que se precie de serlo desea el fracaso del presidente, pero sus opositores políticos están escribiendo un diario de las gestiones erráticas por acción u omisión de los funcionarios gubernamentales. Las decisiones tomadas tienen nombres y apellidos, la excusa, que el presidente hace las cosas a su manera… no será aceptada por la ciudadanía, tampoco por los tribunales.
La actual pandemia debe ser vista, como una prueba corta o sorpresiva. Es decir, un examen que requiere únicamente la experiencia y raciocinio, sin la amplia teoría sobre la Bio-Seguridad, principalmente la Bio-Seguridad hospitalaria, así como la Biodefensa, términos que para algunos son estrafalarios o impropios de los países subdesarrollados, creyendo que por su condición de pobreza deben desatender de su atención.
Sinceramente, espero que el equipo de profesionales -no los comunicadores-, asesoren al presidente con juicio crítico y no de forma complaciente.
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