Peligro para el porvenir
Estamos a las puertas de una transformación poderosa.
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Estamos a las puertas de una transformación poderosa.
Una vista general de la forma de las pirámides poblacionales del mundo, nos muestra a Guatemala como el Volcán de Agua, donde la mayoría de los habitantes se encuentran en las edades tempranas, y a más edad el número va disminuyendo verticalmente, hasta llegar al cráter. Es decir, somos un país mayoritariamente de niños y jóvenes. La pirámide de los países europeos, por su lado, aparece como un ciprés, donde jóvenes forman el tronco, y, luego, se extienden las ramas mayores entre los treinta a cincuenta años (de España a Alemania) y a partir de allí van reduciendo triangularmente hacia arriba hasta llegar a los más adultos, donde en Navidad se pone la estrella. Es decir, tienden a ser sociedades de adultos. En China se da una especie de árbol bimodal, porque parte de un tronco grueso, luego tiene una falda a partir de la mayoría de edad, y una cintura, de donde se vuelve a ensanchar a los cuarenta años, para ir reduciendo hasta llegar a la cúspide.
Lo que confirma la mirada simple de las formas, es que Guatemala está repleto de niños y jóvenes, lo que nos expone débiles, aunque también parezca un escudo que podría ayudarnos a superar la crisis de la pandemia mundial con menos pérdida de vidas, porque se dice que el COVID-19 afecta principalmente a los ciudadanos de la tercera edad, que son menos. Si los jóvenes pueden superar la enfermedad más fácilmente, con sus defensas, entonces, al ser portadores, podrían provocar la caída de los mayores, los que tienen experiencia, y se podría suceder un cambio radical en el mundo.
Estamos a las puertas de una posible gran transformación, donde los países con ventaja serían aquellos donde se apostó por la mejor educación, porque sus jóvenes estarán listos y preparados para tomar el control, mientras nosotros podríamos quedar clasificados para trabajos físicos, maquila, o mano de obra.
Ojalá, como dice nuestro himno, que el virus no nos haga tanto daño, pero el peligro de la calamidad nos está advirtiendo de la importancia mayúscula que tiene prepararnos para la sustitución. Que a niños y jóvenes hay que darles la mejor educación posible. Una juventud preparada, puede sustituir a sus mayores sin estallido social, ni crisis. No es posible confiar en la secuencia natural, cuando bastaría un virus para transformar los sistemas de poder.
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“Casi una experiencia extracorporal”, dice el hombre, paciente del doctor Joseph Cipriano.
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