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Contrario a lo que ha ocurrido en Bolivia, donde el gobernante de turno, Evo Morales, se aferra al poder político contra viento y marea, a pesar de haber perdido las elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo 20 de octubre, los gobernantes de Argentina y Uruguay aceptan el veredicto popular dado en las urnas electorales, adverso al oficialismo, lo que habilita una transición pacífica y consecuente hacia los presidenciables de la oposición política.
Efectivamente, el presidente boliviano, Evo Morales, ha recurrido al escamoteo electoral para perpetuarse en el poder, con la colaboración vergonzosa de la autoridad electoral, mientras que tanto el presidente argentino, Mauricio Macri, como el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, se han sometido a la voluntad popular y se preparan para entregar civilizadamente la Presidencia de la República a sus respectivos sucesores pertenecientes a la oposición política.
Por supuesto, la sucesión presidencial en Uruguay depende del balotaje (segunda vuelta electoral) que deberá celebrarse el próximo domingo 24 de noviembre, aunque la intención de voto favorece ampliamente al presidenciable opositor del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou.
Macri, en su discurso pronunciado el pasado domingo, reconoció la victoria del presidenciable peronista Alberto Fernández, lo felicitó e invitó a desayunar a la Casa Rosada, para preparar “una transición ordenada que lleve tranquilidad a los argentinos” y el traspaso del gobierno, que ocurrirá el próximo 10 de diciembre de 2019.
Por cierto, esta actitud de Macri contrasta con el incidente ocurrido en 2015, cuando Cristina Fernández de Kirchner (CFK) se negó a entregar la banda presidencial al entonces presidenciable opositor electo, Mauricio Macri.
Por su parte, el discurso de Alberto Fernández no fue conciliador, sino que más bien fue reiterativo y enfático en la grave situación económica y social que heredará, por lo que se anticipa que continuará la polarización política entre los liderazgos del Frente de Todos (peronista), que postuló a Alberto Fernández y CFK como candidatos a presidente y vicepresidente, respectivamente, y Juntos por el Cambio (el PRO, la UCR y la Coalición Cívica y sectores del Peronismo Federal), que postuló al binomio presidencial conformado por Macri y Miguel Pichetto, liderazgos que encarnan CFK y Mauricio Macri, respectivamente.
Sin duda, la colaboración entre el gobierno saliente y el entrante en Argentina es de vital importancia, para que no exista un sobresalto en los mercados, que pueda agravar la actual crisis económica y social, que es una suerte de acumulado de los últimos 50 años, que para algunos es inmanejable en tanto no se aborde con responsabilidad el déficit fiscal, la deuda pública, la emisión inorgánica, así como la reactivación económica.
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Por ahora, el festival está programado entre el 11 y el 22 de mayo.
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