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La semana pasada, la Asamblea General de la ONU, con el apoyo de los regímenes autoritarios y totalitarios del mundo (China, Rusia, Cuba, Irán, Siria, Turquía, Nicaragua, Bolivia y demás), eligió a Venezuela y no a Costa Rica como uno de los ocho miembros del Consejo de DD. HH. de la ONU, con sede en Ginebra, Suiza, que le corresponde a América Latina y el Caribe.
El Consejo de DD. HH. de la ONU es un organismo creado el 15 de marzo de 2006 en votación de la Asamblea General de la ONU, que vino a sustituir a la Comisión de DD. HH. de la ONU, cuyo objeto principal es la promoción del respeto de los derechos humanos en el mundo. Está formado por 47 Estados, elegidos por la Asamblea General de la ONU. Los asientos se distribuyen entre los grupos regionales de la ONU así: 13 por África, 13 por Asia, 8 por América Latina y el Caribe, 7 por Europa occidental y otros grupos, y 6 por Europa Oriental. Los miembros duran en sus funciones tres años, pudiendo ser reelectos hasta por dos periodos consecutivos. Estos podrán ser suspendidos una vez electos si cometen abusos sistemáticos contra los derechos humanos. El Consejo se reúne periódicamente durante todo el año.
Es una vergüenza que la dictadura de Venezuela, encabezada por Nicolás Maduro, responsable de la comisión de atrocidades contra la población venezolana (asesinatos, secuestros, torturas, desapariciones forzadas, persecución y encarcelamiento arbitrario de opositores políticos y disidentes, represión brutal de manifestaciones, censura sistemática de la libertad de emisión del pensamiento, exilio obligatorio de ciudadanos venezolanos, etcétera), así como violaciones flagrantes contra los derechos sociales y económicos (salud, alimentación, trabajo, estabilidad macroeconómica, etcétera) y el patrocinio de movimientos subversivos y desestabilizadores en otros países de América Latina (Ecuador, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Honduras, Paraguay, Argentina), haya sido premiada con un asiento en el Consejo de los DD. HH. de la ONU. Esto es el equivalente a designar a un vampiro para cuidar un banco de sangre.
Para la Alta Comisionada de los DD. HH. de la ONU, Michelle Bachelet, “la situación de derechos humanos sigue afectando a millones de personas en Venezuela y con claros impactos desestabilizadores en la región”. Asimismo, Bachelet denunció que la situación económica en Venezuela continúa deteriorándose rápidamente y considera que dicho país pasa por “el episodio hiperinflacionario más agudo que haya experimentado la región” y, asimismo, que “la dolarización de facto en varios sectores de la economía está exacerbando las desigualdades. Los servicios públicos han seguido presentando fallas graves y recurrentes, con especial intensidad en el estado Zulia. El desabastecimiento de combustible fuera de Caracas ha agravado la situación”.
En junio del año pasado, el gobierno de los EE. UU. se retiró del Consejo de los DD. HH. de la ONU, bajo el siguiente argumento: “Damos este paso porque nuestro compromiso no nos permite seguir siendo parte de una organización hipócrita y egoísta que se burla de derechos humanos”. Por otro lado, la Unión Europea expresó su preocupación por la admisión de Venezuela en el Consejo de DD. HH. de la ONU y demandó que no se ignore el informe rendido por Bachelet sobre la precaria situación de los derechos humanos en
Venezuela.
En nuestra opinión, lo primero que debería hacer la ONU para evitar que se siga erosionando su ya cuestionada credibilidad institucional, es suspender inmediatamente a Venezuela como miembro del Consejo de los DD. HH. de la ONU, por los abusos sistemáticos contra los derechos humanos imputables a la dictadura chavista bolivariana.
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