La tentación totalitaria
Esa “tentación totalitaria” se nos disfraza como una hidra de mil de cabezas que busca seducirnos en nuestra abulia diaria.
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Esa “tentación totalitaria” se nos disfraza como una hidra de mil de cabezas que busca seducirnos en nuestra abulia diaria.
La estereotipó Jean-François Revel hace medio siglo y le han dado su renacimiento ciertos países del Caribe, en este momento también Guatemala. Porque de nuevo resbalamos en ella por obra y gracia de la Corte de menos tiene de Constitucional. Ahora en Guatemala me parece que retrocedemos más de medio siglo al estilo autoritario de Jacobo Arbenz Guzmán y de su Decreto 900. Peor aún, nos creo de vuelta a la Edad de Piedra del castrismo o del nacional socialismo, si se quiere. La noche autocrática ha regresado, el amanecer democrático es engullido por las ráfagas heladas de un invierno inesperado y prematuro. Haremos dentro de unos tres meses una obligada genuflexión hipócrita ante unas elecciones amañadas. ¿Y todo por qué? Por la misma renovada ofensiva totalitaria que nos llega una vez más desde Rusia, China, la ONU y hasta de ciertos niños malcriados de la vida pública en
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