Hay frases que marcan. Que se instalan en nuestro imaginario para quedarse. Se reescriben una y otra vez en la bitácora de nuestro país en crisis (eterna). Lo que dice la gente no es de menospreciar. En foros especializados, en colas, en bancos, en tiendas, en medios, en bares, en plazas, en paredes, en ferias, en iglesias, en escuelas, en aceras está el verdadero sentir de un pueblo. Estemos o no de acuerdo, vale la pena escuchar. Su sabiduría puede sorprendernos: “En este momento, mientras discutimos el futuro del país, hay miles de niños trabajando. Espero que sea una cifra suficientemente poderosa como para detenernos antes de tomar decisiones fatales”. “Que la calle no calle”. “Guatemala sigue siendo el país de la eterna tiranía, pero ahora sí que vamos a cambiar esto con nuestro voto”. “Llegó la hora de votar inteligente”. “Estamos frente a un Estado en quiebra y