Rumbo mortal
No quitar el dedo del renglón.
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No quitar el dedo del renglón.
A cambio de educación y preparación para un futuro digno, libre y feliz, el riesgo y la muerte laten día a día.
Hay temas que no se pueden dejar por un lado creyendo que ya se comentaron lo suficiente. Tampoco se vale tirar la toalla. El éxodo infantil y juvenil continúa sin detenerse. Ha puesto en la mira un problema manifiesto desde hace muchos años, pero que no hemos afrontado como nación. Habrá que insistir hasta el cansancio en que la migración es una radiografía de las carencias del Estado. Como se ha señalado reiteradamente, la niñez y juventud migrante (en tremendas proporciones), ponen en evidencia la pobreza que afecta, con énfasis, a las familias indígenas. Teñidas de inmediatez, las soluciones que se han planteado para “resolverlo” no son para nada coherentes con el gran problema de fondo, uno de raíces profundas: la pobreza y la exclusión, agravadas por el racismo y la discriminación.
Si tuviésemos que escoger un solo destino del presupuesto nacional que pueda atender parte de los problemas de este éxodo, uno que esté libre de corrupciones e intereses particulares, por mi parte seleccionaría la educación. Porque la educación es un derecho generador de otros derechos. Hoy, más que nunca, hay que hacer valer los derechos de la niñez y juventud como una obligación personal y colectiva. Los menores de 18 años, sin discriminación alguna, tienen el derecho a desarrollar su potencial en todas las situaciones, en todo tiempo y en todo lugar.
El sistema educativo no se reduce a sus asuntos administrativos o de enseñanza. También abarca al modelo económico, político, social y cultural de la Nación. Abarca el ansiado modelo de ciudadanía. Y no podemos seguir replicando uno de ciudadanos de “primera, segunda y tercera clase”. A los 16 años, solo la mitad de los guatemaltecos asiste a la escuela. ¿Quiénes y por qué quedan fuera? ¡Los niños en condiciones de pobreza! Las niñas indígenas tienen menos probabilidad de alcanzar sexto grado. El analfabetismo, en muchas regiones rurales, asciende a escandalosas cifras. La brecha entre urbano y rural; entre indígena y ladino, es abismal. Seguir negándolo, representa esconder la realidad debajo de la alfombra.
Durante su tránsito al Norte, los niños y jóvenes se exponen a una gran cantidad de riesgos para su salud, integridad física y dignidad. Muchos de los que logran llegar a su destino, son repatriados brutalmente.
Zapatos, chumpas, mochilas, cuadernos, biblias regadas en la carretera, son parte de la desolada escena de esta última tragedia, donde 23 migrantes guatemaltecos fallecieron en un accidente fatal rumbo al norte. Vidas truncadas, esperanzas rotas, proyectos mutilados. Con estas muertes, morimos un poco todos. Mi más sentido pésame.
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El accionar conjunto de las organizaciones sociales y del pueblo pueden obligar al gobierno a una efectiva inversión social y al respeto de los derechos del pueblo.
Juan González fungirá como director senior para el Hemisferio Occidental.
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