Dos cuentos
“Escoja usted”.
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“Escoja usted”.
Érase una vez un país triste. La inmediatez se había convertido en un mal aterrador. Triunfaba la apariencia y el dolor. No existía secuencia lógica de sucesos. Se había roto el hilo del tiempo, el paradigma de lo posible. Y amaneció de nuevo varado en lo terrible que fue. En las fauces del dinosaurio.
El dolor personal se convirtió en odio; el odio se convirtió en política; y un político lo volvió su reglamento. El país tambaleaba en el territorio de la tiranía. Se transgredió la ley y la ley se convirtió en transgresión. Se desgarró la endeble democracia.
Implantaron el miedo a las diferencias, sembraron una aparente y única verdad. Y esparcieron desobediencia, caos y muerte.
La escuela y las universidades enseñaban individualismo a cambio de humanidades, competividad a cambio de filosofía, presentismo a cambio de literatura.
La polarización se convirtió en un mal inflado por aquellos que buscaban poner los relojes a merced de su tiempo y las respuestas a merced de sus visiones unipolares. Jamás comprendieron que afuera existía una realidad multipolar. Que había sufrimiento y pobreza.
Lecciones:
Infórmese siempre antes de reproducir mentira. Ser parte de la ignorancia no es más que apoyar la estrategia de quienes pretenden esconder la verdad para instalar una propia. Una donde los intereses colectivos no existen y unos pocos escriben el cuento de todos.
Un país que invierte en educación, invierte en ciudadanos. Uno que no lo hace, solo garantiza habitantes ajenos.
Lealtad al sistema democrático y al imperio de la ley. Convivencia y proyecto común, esa es la educación para la ciudadanía. Un tema de conciencia, de valores éticos y públicos que nos permiten vivir en sociedad.
Una Nación próspera funciona sin estereotipos ni afanes de hegemonía. Sin racismo ni exclusiones.
Necesario apostar por la transformación del conocimiento, acaparar la realidad tal cual, con sus enormes demandas para encontrar remedio.
Apostar por un diálogo nacional, pero donde la unión se produzca en un plano de democracia y de equidad.
Que lo urgente no impida hacer lo necesario.
Romper con los retrasos de la ética. O sea, reconciliar la política con la ética: otra misión ciudadana.
En esta época electoral, calificar programas y contenidos concretos, a cambio de descalificar personas. Reivindicar el carácter humanista de la política para romper con tanta ceguera. Tener opiniones sin pensar produce el pensamiento oscuro. Y si el cambio está en la política, pues exijamos una política de cambio.
Érase una vez un país feliz. Con venas de ríos limpios y paraísos hechos cordillera. La conciencia, la voz colectiva, la empatía y la indignación lograron detener a tiempo el futuro oscuro que le esperaba.
¿Lecciones?
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La autoridad indígena es invisible para la partidocracia nacional.
Soñamos con un país en que las familias cimentadas en el vínculo entre dos personas del mismo sexo que se aman tengan los mismos derechos que hoy en día tienen las parejas heterosexuales
Pandemia, plagas, inundaciones, tormentas ciclónicas y políticas… de todo sufrió Centroamérica en este 2020, para confirmarse como una de las regiones más vulnerables a los efectos del cambio climático.
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