El conservacionista René Corado Pantaleón
La montaña que amó René y donde aprendió a amar las aves hoy se encuentra amenazada por la falta de políticas ambientales.
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La montaña que amó René y donde aprendió a amar las aves hoy se encuentra amenazada por la falta de políticas ambientales.
En un país donde la mayoría no vive sino sobrevive, allá en la pequeña aldea El Chical, Morazán, El Progreso, nació el corazón de René Corado Pantaleón. Dada la pobreza que atraviesa a las grandes mayorías, René migró a la capital a lustrar zapatos. Sus primeros años de vida transcurrieron descalzo sacando brillo a zapatos de otros y llevándole comida a sus hermanos en condiciones de vida difíciles. Ahí, un periodista a quien René le lustraba los zapatos le dijo: “si seguís con tus estudios te voy a llamar”. En 1981 con 21 años migró nuevamente, esta vez en búsqueda del sueño americano. Sin papeles, sin saber inglés y sin dinero, se aventuró. Primero trabajó como jardinero en Los Ángeles. Un día mientras arreglaba las plantas del aviario en la Donald Bleitz Wildlife Foundation, en Hollywood, tuvo de nuevo un ofrecimiento de trabajo. El fundador le vio feliz con
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