La farsa de la “no intervención” mexicana en Venezuela
Pero López Obrador, y México, pagarán un alto precio político por su apoyo de facto a Maduro.
Publicidad
Pero López Obrador, y México, pagarán un alto precio político por su apoyo de facto a Maduro.
No es casualidad que el dictador venezolano Nicolás Maduro haya gritado “¡Viva México!” en el acto en que asumió un segundo mandato de seis años: México fue una de las pocas democracias occidentales que envió un representante a la ceremonia, que fue boicoteada por Estados Unidos, la Unión Europea y la mayoría de los países latinoamericanos. El nuevo presidente izquierdista de México, Andrés Manuel López Obrador, quien revirtió la política de México en las últimas dos décadas de defender la democracia y los derechos humanos en todo el mundo, argumenta que simplemente está cumpliendo con un mandato constitucional de no interferir en los asuntos internos de otros países. Pero eso no es cierto, o en el mejor de los casos es una interpretación tramposa de la Constitución de México. El Artículo 89 de la Constitución mexicana insta al presidente a conducir una política exterior de “no intervención” en los
Publicidad
Publicidad