Lotería política
Cada cuatro años llega un aprendiz de gobernante a experimentar e improvisar, sin un plan de trabajo y mucho menos con un equipo capaz de ejecutarlo.
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Cada cuatro años llega un aprendiz de gobernante a experimentar e improvisar, sin un plan de trabajo y mucho menos con un equipo capaz de ejecutarlo.
A pocas semanas de la convocatoria oficial a elecciones, varias agrupaciones políticas continúan en la búsqueda de personas dispuestas a postularse por su partido, a un cargo de elección popular. Aunque no lo crean, diversos partidos aún no llenan las casillas de presidente y vicepresidente. A mí se han acercado algunos con ofrecimientos puntuales: desde liderar como candidato a la Presidencia, hasta formar parte del listado nacional por el Congreso de la República. Absurdo, dado que por el hecho que de vez en cuando emita alguna opinión sensata con relación a la coyuntura nacional, no poseo las capacidades requeridas para ocupar un cargo público. El primer acto de corrupción ocurre cuando aceptamos una posición para la cual no estamos preparados. Qué mejor ejemplo que el Congreso de la República para enfatizar en las consecuencias de una clase política sin preparación y, peor aún, sin ideología definida. El nuestro es
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