La Casa Azul
Confundidos entre volcanes, acuarelas de Elmar Rojas y marionetas de Verónica Giracca quedaron en la CasAzul unidos para siempre Anamaría y Edelberto…
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Confundidos entre volcanes, acuarelas de Elmar Rojas y marionetas de Verónica Giracca quedaron en la CasAzul unidos para siempre Anamaría y Edelberto…
Leyendo el sentido y nostálgico artículo de Tono Móbil sobre el recién desaparecido y siempre presente amigo y hermano, Edelberto Torres Rivas, me enteré de la Monja Blanca, cantina que no frecuenté no por ser beodo, ni “ser del arma” como diría el Gran Moyas Asturias, sino que por no ser del grupo estudiantil de la Escuela de Derecho y Notariado. Pertenecía desde 1948, año en que salí de Bachiller del INC de V a la Escuela de Medicina; Facultad de la que eran miembros –con todas sus credenciales y preeminencias– los bares, cantinas y tugurios que, ostentaban los rimbombantes nombres de: Las Palomitas o El Chapincito. Pero si bien las facultades de Derecho y Notariado, y Medicina y Cirugía, nos dividieron en un principio, una sola mujer nos unió para siempre. Esa mujer, descarnada pero sensual, huesuda pero sonriente, inerme pero bailadora, llamada por todo el pueblo: La
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