El 2019, entre esperanza y desesperanza
El nuevo año puede ser oportunidad para repuntar, tomar distancia del lastre histórico que nos sigue dominando.
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El nuevo año puede ser oportunidad para repuntar, tomar distancia del lastre histórico que nos sigue dominando.
Esperanza y desesperanza, dos palabras que suben de intensidad al inicio de un nuevo año. Redes sociales, encuentros casuales, mensajes en las oficinas y reuniones familiares, están repletas de augurios; unos planteados de corazón, otros del diente al labio, y otros donde se mezcla positivismo como deseo, aunque incredulidad en su traducción. La palabra esperanza encierra esa mezcla: esperamos que las cosas cambien para bien, porque reconocemos que el presente no es el deseado. El 2019 se inscribe en ese paralelismo: esperamos que las cosas sean distintas; aunque las aguas son movidas, oscuras, con piedras escondidas, remolinos y trampas por doquier. Ningún ciclo es igual que otro, pero se le puede parecer. Como pinta el panorama, el nuevo año puede ser oportunidad para repuntar, tomar distancia del lastre histórico que nos sigue dominando, o bien, una sumatoria de los últimos años, marcado por el empecinamiento de unos, el enfrentamiento constante
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