Sobre lo vergonzoso de esta legislatura, hay ya abundante tinta sobre el papel. Desfachatez y actitud mercachifle. Es el mejor perfil. Una mayoría simple: oficialistas –tránsfugas la mayoría– y arrimados los otros, son suficientes para transformar aberraciones políticas, en leyes de la República. Gustan llamarse honorables, son la antítesis de aquella calidad. Son técnica y políticamente incapacitados. El reparto, al estilo merolico del presupuesto público 2019, los deja en nueva evidencia. De forma festinada suben y bajan asignaciones. Su criterio fundamental, en la tarea, garantizar intereses espurios. Premiar chafas, es la típica zalamería de los incompetentes. Engañar descamisados con “regalos,” es demagogia barata. En contrario castigan a la academia, PDH, y Sistema de justicia. Son fascistas de tercer mundo. Estrangulan la causa por la democracia, que este pueblo lleva a tuto desde hace décadas. La anarquía legislativa se expresa en dos sentidos: a. Legislar de manera casuística, sin agenda