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La migración de centroamericanos de sus países de origen (especialmente guatemaltecos, hondureños y salvadoreños) hacia los EE. UU. es incesante y progresiva. Tanto es así que el vicepresidente de los EE. UU, Mike Pence, en la Segunda Conferencia para la Prosperidad y Seguridad en Centroamérica, aseguró que la migración desde El Salvador aumentó en un 65 por ciento, desde Guatemala aumentó en un 75 por ciento y desde Honduras un 61 por ciento. Los migrantes guatemaltecos caminan a diario hacia el norte, afrontando todo tipo de obstáculos, peligros y amenazas. Sin duda, las condiciones de marginación, exclusión, pobreza y violencia los empujan a abandonar su lugar de origen y marchar en la búsqueda de un mejor futuro para ellos y sus familias. Efectivamente, los migrantes marchan aunque están conscientes de las dificultades y adversidades que enfrentarán durante su periplo y que existen muchas probabilidades de que sean deportados por las
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