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Después de tanta corrupción que ha salido a flote no queda duda de la importancia de la elección del nuevo Contralor General de Cuentas. Esta institución pública constituye el último punto de control en la cadena de creación de valor público, cuyo adecuado funcionamiento garantiza que en los eslabones anteriores de la cadena productiva se tenga el cuidado de manejar los fondos públicos de manera honesta y efectiva. O bien, en caso de no cumplir sus funciones, propicia los abusos, despilfarro, inefectividad y corrupción en la gestión pública. En un país con los niveles de corrupción del nuestro y un sistema político mayoritariamente en manos de grupos mafiosos, el control del ente contralor es parte esencial de la estrategia de captura del Estado. Para colmo de males, el diseño institucional que da vida a la Contraloría carece de un mecanismo que garantice su adecuada rendición de cuentas ya que corresponde
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