La crisis universitaria y la nueva generación sancarlista
Los universitarios con mayor experiencia tenemos la obligación de ayudar a que esta generación florezca, y en consecuencia, no debemos cargarla con nuestros problemas y complejos.
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Los universitarios con mayor experiencia tenemos la obligación de ayudar a que esta generación florezca, y en consecuencia, no debemos cargarla con nuestros problemas y complejos.
Una de las cruciales interrogantes de nuestro tiempo, agudizada aún más por la llegada al poder del ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro, es identificar las razones de la innegable intoxicación autoritaria de sociedades que parecen haber olvidado no solo su historia, sino hasta la conciencia de los propios derechos. Las respuestas a este fenómeno son complejas, pero entre ellas debe encontrarse la degradación de la educación en todos sus niveles. Esta regresión en la formación humana, natural consecuencia de la demencia neoliberal, desemboca en la muerte de la verdad y en el desprecio del conocimiento. Ya Hannah Arendt notaba que los individuos creados por una sociedad totalitaria no distinguen entre hecho y ficción, ni entre verdad y falsedad. Semejante degradación cognitiva debe afectar también la comprensión que la persona moral tiene de sí misma. El sujeto “racional” del neoliberalismo se caracteriza precisamente porque se plantea su vida en términos economicistas,
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