La apertura a nuevas ideas y oportunidades
Cada nueva innovación abre nuevas posibilidades para un uso más racional y efectivo de los bienes disponibles..
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Cada nueva innovación abre nuevas posibilidades para un uso más racional y efectivo de los bienes disponibles..
La resistencia al cambio caracteriza al ser humano, especialmente a quienes gozan de una posición cómoda y estable. Estamos en el periodo de cambios más acelerado en la historia de la humanidad, con pruebas evidentes, y en toda sociedad hay grupos que cierran los ojos ante la realidad y otros que incluso promueven una reversión hacia tiempos más rudimentarios pero más controlados o previsibles. Es la victoria de los instintos de conservación y del temor ante lo desconocido.
Cuando se hacen encuestas sobre el futuro, en general, los resultados muestran mucha desconfianza sobre lo que puede deparar y se tienen predicciones un tanto catastróficas sobre los desafíos a ser enfrentados por la humanidad. Recuerdo una presentación de un académico muy respetado que explicaba el futuro depararía, necesariamente, una reducción del número de habitantes y una severa reducción del consumo de los bienes básicos de agua, energía y bienes que provienen del sector agropecuario.
La innovación tecnológica parece ir en contracorriente con este pesimismo. Cada nueva innovación abre nuevas posibilidades para un uso más racional y efectivo de los bienes disponibles, sin limitar su uso sino incrementando su disposición para sectores más amplios, en casos como Uber en el servicio de transporte, Tesla en carros eléctricos, Airbnb en alquiler diario de viviendas, Amazon con su oferta creciente de bienes, o Tradeshift en el manejo de proveedores. Peter Diamandis y Steven Kotler, autores del libro Abundancia, explican claramente su tesis que hoy estamos mejor que ayer, y que mañana estaremos mejor que hoy. Es una lectura refrescante y muy recomendada, en una etapa de tanto pesimismo nacional e internacional.
La reflexión final, ante esta propuesta, es la importancia de abrir la puerta a considerar la nueva información disponible, a buscar nuevas formas de atacar los problemas que llevan años sin solución, a empoderar más a los agentes de cambio y combatirlos menos, a salir del nivel de comodidad para quienes tienen el conocimiento, poder o patrimonio presente. Es también, un momento de tener ilusiones de un mejor futuro para aquellos que han tenido menos oportunidades en el pasado, siempre y cuando se les brinde acceso a los motores del cambio: la salud, la educación tecnológica y las redes de relaciones y conocimiento digitales. Estamos en una época muy interesante, donde el futuro puede ampliar la capacidad de resolver problemas presentes, facilitar la singularidad de cada persona y su especialización en aquello que más le atrae y donde los límites se superan con frecuencia. Para lograrlo es necesario tener apertura a experimentar con métodos y procesos novedosos. En Guatemala sería refrescante promover diálogos sobre las enormes potencialidades y no tan solo sobre las eternas crisis y polarización que enfrentamos.
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