Arenas ciudadanas (III y final)
Construir solidaridad –entre desiguales– para gestar un Estado para todas y todos.
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Construir solidaridad –entre desiguales– para gestar un Estado para todas y todos.
En la contemporaneidad los campos de acción política de las ciudadanías son vigilados y castigados por los grupos de poder –esos hombres-dagas que van tras la cooptación del MP–, mediante la represión, dominación simbólica, fraudes electorales, etcétera.
Las ciudadanías –no todas– pese a las incongruencias gubernamentales (voto a favor de EE. UU. sobre caso de Jerusalén en la ONU y mutilación de las artes plásticas y música en el curriculum de Educación Básica), están batallando por organizarse, formarse y articularse colectivamente, deconstruyendo los bastiones de la enajenación y las trampas dialógicas del consenso dominante en clave geopolítica. Sin capital mínimo, es nadar contracorriente.
Ahora bien, si realizamos un FODA político sobre las diversas activaciones ciudadanas, estos serían los aspectos más relevantes:
Fortalezas: a) Pérdida del miedo y de la apatía para movilizarse; b) Organizaciones semiestructuradas y especializadas; c) Experiencia sobre fiscalización pública y auditoría social; y d) Capacidad comunicacional eficiente (redes sociales).
Oportunidades: a) Articulación entre los movimientos y organizaciones –afianzamiento de redes–; b) Desarrollo de plataformas programáticas y de estrategias políticas subalternas; c) Surgimiento de nuevos partidos políticos y comités cívicos electorales; y d) Establecimiento de alianzas estratégicas con diputados y bancadas “progresistas” para impulsar una agenda democrática.
Debilidades: a) Precaria formación filosófica e ideológica; b) Poca o casi nula solidaridad con las demandas estructurales –que trasciendan la corrupción e impunidad–;
c) Deficitaria coordinación entre OSC urbano-céntricas y movimientos populares/rurales; y
d) Caudillismo en las organizaciones sociales.
Amenazas: a) Acrecentamiento de las egolatrías intercolectivos; b) Coacción y censura a través de violencia política estatal/privada; c) Atomización de la dirigencia social producto del clientelismo electoral 2019; y d) Mayor oenegización de las luchas comunitarias.
A manera de colofón, para que los movimientos sociales y las OSC contribuyan a la transformación estatal deben gestar sus idearios y luchas desde el paradigma emancipatorio, reconociendo que el sujeto popular es la materia viva para la refundación del Estado, la economía, la cultura y la sociedad misma. La rebeldía intertemporal de ese conjunto de clases y sectores subordinados, excluidos y dominados es vital para la constitución de un nuevo Estado inclusivo y para el bienestar común.
framont@gmail.com
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