Los diputados se aprestan al recorte del presupuesto para 2018, porque no se dan cuenta lo fácil que podría ser arreglar diversos entuertos y remover diversas telarañas mentales que son entretejidas y vociferadas por los tanques de pensamiento que más se exhiben en los medios. En primer lugar: el fantasma del déficit fiscal. Sin entenderlo muy bien, repiten y repiten que no pueden ser aprobados los Q89.7 millardos porque algún “experto” les advierte que el déficit no debiera pasar de 1.5 por ciento del Producto. Pero estando el presupuesto amarrado por todos lados, el recorte deberá hacerse por el lado de la inversión porque el Ministerio de Comunicaciones es ineficiente. La inversión está asignada a dicho Ministerio y al poderoso aparato distrital/municipal, que la tiene atomizada y fragmentada, tremendamente ineficiente y cooptada. Tal Ministerio no ejecuta porque, aparte de sus ineficiencias internas, con tan solo oír las declaraciones de Carlos