Los consejos eternos
Hoy caminamos sin rumbo escondiendo los valores cardinales para salvarlos de la demencia de tirarlos a la basura en nombre de la tecnología dueña y señora del siglo.
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Hoy caminamos sin rumbo escondiendo los valores cardinales para salvarlos de la demencia de tirarlos a la basura en nombre de la tecnología dueña y señora del siglo.
Con el ajetreo de la modernidad olvidamos la esencia de la vida escondida a veces en las palabras de la abuela, que no la concibe sin amar a los nietos y sacarlos de apuros empeñada en su felicidad a cambio de un beso y un instante a su lado, que la memoria sabe guardar por el candor de su cariño. Por dicha, el tiempo enseña a valorar sus caricias, su mirada generosa y dulce, a pesar de vivir metidos en el laberinto virtual del mundo que nos arrebata sin clemencia los recuerdos de la infancia, en la que éramos felices con lo que no teníamos. Fue una felicidad verdadera: ¡Qué gusto nos daba! Hoy caminamos sin rumbo escondiendo los valores cardinales para salvarlos de la demencia de tirarlos a la basura en nombre de la tecnología dueña y señora del siglo, sin poderlos salvar de una guerra sin cuartel entre
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