A golpe dado, no hay quite
¡Será imposible borrar la esperanza de una mejor Guatemala en el imaginario del guatemalteco!
Publicidad
¡Será imposible borrar la esperanza de una mejor Guatemala en el imaginario del guatemalteco!
La afamada Revolución de 1944 trajo consigo la denominada Primavera Guatemalteca, que en 1954 fue soterrada por el movimiento “libertador” del general Carlos Castillo Armas. No pretendo rendir opinión alguna acerca de mi postura sobre los movimientos revolucionarios, sino quiero suscribirme a la historia que se escribe a partir del derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz. Esto por la sencilla razón que, independiente del resultado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en la coyuntura nacional, la era post-CICIG determinará el futuro de las nuevas generaciones, así como lo hizo la Liberación del 54. Cuarenta años de conflicto armado interno, fueron el resultado de haber vivido una corta primavera de diez. Esta primavera, concebida en su oportunidad como un movimiento que ponía en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos, –por la supuesta injerencia comunista, y adoptada por la poderosa minoría conservadora guatemalteca como tal–, logra plasmar en
Publicidad
Publicidad