Contra la lógica del resentimiento
Salir de la unicidad del pensamiento y aprender del arte de debatir y disentir es un reto grande pero necesario.
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Salir de la unicidad del pensamiento y aprender del arte de debatir y disentir es un reto grande pero necesario.
Para esquivar el debate de ideas, las elites y ciertos grupos sociales se refugian en la lógica del resentimiento. Según esta lógica, las personas son resentidas porque no lograron obtener los bienes materiales deseados, o por su insatisfacción económica, o por su estrecha y no deseada posición social, o por frustraciones. Vemos el mundo tal cual somos. Los medios de comunicación también reproducen el reducido discurso del pensamiento conservador de que los campesinos son una “partida de resentidos”, descalifican argumentos históricos para debatir sobre la desigualdad del país, rechazándolos por ser “izquierdistas resentidos”. Con la misma carencia de vocabulario y de ideas, es un lugar común escuchar cómo las clases medias y altas se refieren a menudo a quienes exigen justicia, como “indios resentidos”. También es un lugar común en nuestra sociedad eso de que “la inversión y el crecimiento económico del país demuestran que vamos mejorando”, claro, aquí quienes
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