Es ominoso para las máximas autoridades gubernamentales trasmitirle al pueblo, simultánea-mente, que ambos actúan bajo un mandato o una alianza que soporta y pretende diluir los actos de corrupción cometidos por facciones políticas actuales y de anteriores gobiernos, quizás aconsejados por “asesores expertos” que les implantaron una misma consigna, absurda e indignante. Es insólito que mientras los millones de guatemaltecos continuamos siendo víctimas de altos índices del crimen, la corrupción y la millonaria corruptela el señor Presidente, bajo unos fuertes ataques de estulticia admita que nadie debería afectarse bajo las prácticas de la venalidad, el robo, el nepotismo y otra cadena de delitos “porque en América Latina, la corrupción es una práctica muy generalizada”. ¿Cinismo desbordado o inexperiencia política llana? Es inaudito que, de oficio, se persiga y se descalifique a las instituciones que combaten los múltiples delitos contra el patrimonio del Estado de Guatemala y la impunidad del crimen