Sentido Común (XII): El engaño en cuanto instrumento cotidiano en la política
Los guatemaltecos han de ponerse de pie a tiempo, a menos que no les importe ver a su país reducido a la misma servidumbre de los pueblos de Cuba y Venezuela.
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Los guatemaltecos han de ponerse de pie a tiempo, a menos que no les importe ver a su país reducido a la misma servidumbre de los pueblos de Cuba y Venezuela.
Todas las visiones ideológicas, tanto las llamadas nacional socialistas (Hitler) como las internacional socialistas (Lenin, Mao, Castro) han recurrido permanentemente a la mentira o al engaño para llegar al poder y mantenerse en él. Ahí incluyo a los promotores de la CICIG, tales como Eduardo Stein o Edgar Gutiérrez, y a sus ejecutores como Iván Velásquez. Y como “tontos útiles” que se tragan tales embustes personajes notables del sector productivo del país y jóvenes intelectuales que se han estrenado recientemente en el mundo del periodismo en cualquiera de sus categorías: escrita, radial o televisada. Lenin llegó al poder en 1917, en plena y exasperante Primera Guerra Mundial, con el embauque de “la paz a toda costa”. Hitler lo hizo igual pero con otro sofisma: restaurar la grandeza perdida del imperio germánico y llevarla mundialmente a su cumbre tras su humillante y desastrosa derrota en 1918. Y el colombiano Iván eliminar
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