Encrucijada societal
Miedo> Indignación> Organización> Participación> Gobernar para las mayorías.
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Miedo> Indignación> Organización> Participación> Gobernar para las mayorías.
Guatemala es uno de esos países donde no pasa casi nada –en lo estructural–, pero pasan muchas cosas –en lo coyuntural– (mafias desnudadas, movilizaciones populares, empresarios y militares enjuiciados), aunque hay una crisis acumulativa y profunda en las entrañas de la patria de los criollos, ésta aún no desmonta el blindaje refuncionalizador del sistema político (legislación y burocracia ad hoc para los grupos corporativos de capital y sus redes de testaferrato), el contrataque opera por coacción y hegemonía.
Varias cosas hay que tener claras: a) la crisis no es temporal, no deben abordarse con ligereza los problemas de larga data, las megalomanías personalistas deben relegarse a segundo plano (sedimentar egos para avanzar con racionalidad colectiva y propuesta técnica); b) no se establece un “diálogo nacional” con actores vinculados directa e indirectamente a casos de corrupción e impunidad (incluyendo sus satélites de pensamiento), deben crearse asambleas ciudadanas plurales y territoriales; y c) hay que priorizar temáticas y batallas por librar con las élites (no se trata de reduccionismos, sino de ámbitos de consenso amplio que tienen viabilidad en el corto y mediano plazo. Por ejemplo, un pliego legislativo mínimo: servicio civil, reformas electorales, agua, agricultura familiar y radios comunitarias.
Así mismo, el factor Arzú extiende y complejiza más las contradicciones de clase y étnicas (da más motivo para organizarse, pero abre una lucha frontal y titánica con la mancuerna oligarquía-milicia), es un fenómeno que aglutina a los sectores rancios que se oponen al avance de la justicia y transparencia (es el enemigo natural de CICIG-MP, el que debiésemos combatir sin muletas), es un cacique criollo, encarna el chantajismo del mercado monopolista, tiene una génesis emelenista, pertenece al OPUS DEI, tiene un manejo discrecional y opaco de los fideicomisos municipales, es uno de los verdugos del desmantelamiento de lo público-estatal, tiene una responsabilidad no asumida en el caso Gerardi y tiene redes familiares que son contratistas del Estado.
A manera de colofón, lo que sí es necesario y urgente es configurar un bloque amplio para la refundación del Estado que trascienda la crisis (el reformismo es una etapa previa), construir un sujeto con un ideario común, organicidad y agallas para arrebatar el control del poder público, porque resolver esta crisis implica una agudización de luchas y un reacomodo de fuerzas hacia un polo nacional-popular democrático.
framont@gmail.com
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Haremos más por nuestro entorno si aprendemos a escuchar a quienes saben y a abrir la boca cuando debemos hacerlo.
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